Así que, al parecer YOGA fue enseñado de hombres a mujeres, y ellas le enseñaron al mundo…

Desde más o menos 1.890 se han encontrado evidencias que las enseñanzas del yoga fueron compartidas para mujeres occidentales de dos maneras. La filosofía del yoga y su práctica fueron “exportadas” de India por maestros que viajaban a occidente enseñando a algunas mujeres. Y la otra manera fue la denominada “recogida”, a través de la cual las mujeres viajaban a la India para recibir enseñanzas y luego las llevaban a sus países de origen. Hoy en día muchas mujeres son poderosas maestras inspiradoras y han adoptado un enfoque creativo a la práctica del yoga en diferentes tradiciones y escuelas. Por ejemplo una de ellas Angela Farmer quien estudio por 10 años con B.K.S. Iyengar, esforzándose por perfeccionar su sistema de alineación y âsanas correctas.

La entrada de la mujer en el yoga no sólo ha buscado aportar suavidad y fluidez a la forma del âsana, sigue la línea de entrar en una unión de cuerpo, mente alma que beneficie los centros diferenciales que presentan las mujeres se abre un compartir donde se honra y reconoce la feminidad.